Senderitis ... V(alverdeña)

Además de ser la número “five” de esta saga de entradas, la “V” también podría aplicársele por “Valverdeña”, ya que por primera vez os traigo un recorrido autóctono. No es que sea muy original, es más bien un clásico del marujeo, pero es lo que hicimos.

DE VALVERDE AL CRUCE DEL BUITRÓN:

El pasado lunes, aprovechando que estaba de puente por mi pueblo, quedé con unos amigos para dar un paseíllo y ya que ninguno está para muchas “alegrías” decidimos hacer un recorrido fácil, sin muchos desniveles: La Vía, pero no la archiconocida “ruta del colesterol” sino “tirando pal otro lao”.
Saliendo de la Casa Dirección accedemos al trazado del antiguo ferrocarril por un carril que da acceso a la casa de Antonio Rico, una vez en la vía es “tó tieso palante” unos 5 km. hasta que nos cruzamos con la N-435 en el cruce del Buitrón, pero antes de eso vemos algunas cosas interesantes.

A unos 600 m de la Casa Dirección nos queda a la derecha un pantanillo cruzado por una antigua carretera, cerca del empalme. Un poco más adelante, al lado contrario, otro pantano conocido como Dique de las Cabras, ¿qué niño no ha ido allí a coger cangrejos de río, pescar “Blas-blas” (poco) ó simplemente a darse u chapuzón?.

Siguiendo la vía, no tardamos mucho en ver, también a la derecha, una fuentecilla blanqueada, destacando entre la vegetación, es la llamada Fuente Saba, en la cual hay muchos que beben, pero “mi papi” me aconsejó que no lo hiciera, así que cada uno es libre de beberse lo que quiera, pero en temas de pozos y fuentes, al menos yo, oiré los sabios consejos de mi progenitor.

Aproximadamente a los dos kilómetros de la partida, el paisaje cambia bruscamente pasando de ver montes con matorral bajo ó simplemente arados, a un pinar muy frondoso conocido como “Las Meteas” donde hay numerosa fauna salvaje, precisamente en esta zona vimos a una pareja (macho y hembra) de ciervos, aunque intenté fotografiarlos era muy difícil por la vegetación (y mi falta de reflejos).
Llegando al final del trayecto nos encontramos con varias “trincheras” para el paso del ferrocarril, pero de todas ellas esta última es la más impresionante por la altura y verticalidad de sus paredes, en roca viva.

Tras cruzar la carretera, la vuelta la hicimos por el lado opuesto, buscando el antiguo ferrocarril del Buitrón, donde nos volvimos a encontrar, ya con menos luz, con otra cierva, la cual se quedó inmóvil y nos permitió fotografiarla (ya se que se ve muy mal pero estaba oscureciendo).
Llegamos completamente a oscuras y al pasar por el primero de los pantanos antes descritos no veíamos más allá de nuestros pies; precisamente veníamos hablando que era posible que hubiese algún “bicho” bebiendo en él y de pronto … (música de miedo) … vemos dos “ojos de fuego” justo delante a escasos 10 m de nosotros; esta vez estuve más ágil con la cámara porque la tenía preparada, disparé con mi Flash y … me dijo el “bicho” … “no me escandiles hombre” jajajaja, era una tía que esta con un perro allí a oscuras, imagino que iría a escuchar la berrea (por ser bien pensados).


Pues nada, tras casi dos horitas de paseo, llegamos al pueblo, una duchita rápida y a tomarnos unas birrillas que, como ya he dicho en otras ocasiones: “lo cortés no quita lo valiente”.