GIB (II), el desenlace...

Continuemos desmenuzando ese viajecito que como bien dice Mimana: ¡tantas horas de charlas y risas originó!”.

Después de estar todo el día “Mainstreetneando”, que si viendo monos, que si viendo túneles, cañones y depósitos, que si el punto más al sur de Europa (lo cual es mentira porque Tarifa es aún más meridional), que si puerto, que si aeropuerto, que si mangamos en un puesto, que si “hay que vé como nos hemos puesto” (de birras) … llegamos a nuestro “hogar dulce hogar” en La Línea.

Por supuesto nos prohibieron salir del hotel y hacer el mínimo ruido, lo que pretendían es que os duchásemos y “a la pitra”, sin salir siquiera de nuestra habitación… pero nuestras intenciones eran otras, nosotros queríamos “guerra”, “la estrategia” estaba trazada y “las municiones” las teníamos compradas … y se corrió la voz:

- A las 10 “fiesta toga” en la habitación de las chiquillas…

Lo primero fue llegar a esa habitación, ubicada una planta por debajo de la nuestra, debiendo atravesar todo un largo pasillo y sin hacer ruido (para no levantar sospechas). Con más miedo que siete viejas íbamos deslizándonos sin apenas levantar los pies, además íbamos descalzos (por el tipo de “toga”), pero al más mínimo ruido de abrir de puertas íbamos “que zumbábamos” para atrás … y eso cuando no nos entraba el “paveo” en mitad del pasillo y al final hacíamos más ruido que si saliésemos tan campantes.

… y así lo hicimos, a las 10 estábamos los 5 ó 6 del grupo vestidos de “toga” (que no era más que ir con la sábana de la cama “reliá” … sin nada más …) metidos en la habitación de las chicas (donde también había algunas más de las que pernoctaban allí) … pero no me sean malpensados, no íbamos con “malas intenciones”, no pretendíamos “aprovecharnos” de ellas, simplemente queríamos pasar un buen rato.

(aunque no somos nosotros, bien podríamos serlo, teníamos exactamente la misma pinta … jajaja)

Pertrechados con todo un arsenal de bebidas alcohólicas, tabaco y un pequeño radiocassette … era todo cuanto necesitábamos para pasar una gran noche … y claro, aunque no fuésemos con esa intención, si caía la oportunidad de “dormir calentito” tampoco íbamos a decir que no … y mucho menos con 16 años (con las hormonas todas apuntando hacia el mismo sitio…).

Tuvimos varios avisos por teléfono de la recepción del hotel, pidiéndonos que hiciésemos menos ruido porque los clientes se estaban quejando; luego se presentaron algunos vecinos de habitación mostrando sus quejas en persona y cada vez que llamaban a la puerta allá que íbamos todos a apagar los cigarrillos, tapar los cubatas y escondernos nosotros mismos por si era algún profesor … y nos reíamos diciendo que podría ser Elin cantando el “ritmo de piano”, que no era más que “el ritmo de la noche” (tercer tema de la última Catummanía VIII) pero con su acento …

Para quién no la conozca decir que Elin era la profesora responsable del viaje, ella es noruega y aún llevando muchos años en Valverde (más de 30) tiene un gran acentazo y muchas palabras las nombra digamos que “a su estilo”, con una mezcla entre el valverdeño y el “guiri”; por ejemplo, su famoso: “coreto mano pariba” (pronunciado tal cual), que quiere decir que quién supiese la respuesta a una cuestión planteada levantase la mano.

Volviendo al relato: También recibimos la visita de algún empleado del Hotel mosqueado y amenazando con contárselo a los profesores si no dejábamos de armar jaleo, con su correspondiente jaleo previo “del escondirichi”. Algún que otro compañero también paso por allí, aunque no queríamos visitas que no fuesen del “clan” ya que “cuantos menos bultos, más claridad…”.

Así estuvimos al menos un par de horas hasta que sonó otra vez la puerta. Como estábamos hartos de tantos avisos decidimos guardar silencio y esperar a que se fuera (quién quiera que fuera) … pero insistió, tanto que nos preguntamos ¿será un profesor? … y así se formó el revuelo de cigarros medio apagar, cubatas derramados y tíos escondidos por doquier … abren la puerta y … “Nuestra Elin” …

Así, escondidos, permanecimos un montón de tiempo: unos debajo de las camas, otros en el armario, otros en el baño … en definitiva cada uno donde pudo. Elín era muy consciente de que estábamos allí y se “cobró venganza” sin “desenvainar ninguna espada”, fue de las lecciones (ó castigos) más extrañas (pero inteligentes por su parte) que nos han dado nunca. Estuvo yo no sé cuántas horas en la habitación hablando con las chicas, dándoles “la charla” y hasta contándoles batallitas, muy “dicharachera” ella …

…Tanto que ya no aguantábamos: al que estaba de pié tras la puerta del baño se le doblaban las piernas; el del armario se acomodó como pudo en su oscuridad; los que estábamos (ahí me incluyo) bajo las camas, después de pasar un buen rato de tiritonas (recuerden que sólo llevábamos una sábanilla…), al estar en posición horizontal y tras haber tomado unas copas, empezó Morfeo a apoderarse de nosotros … dicen las chicas que hasta se escuchó algún ronquido (¿mea culpa?) … así que Elin, al ver que estábamos derrotados y sus planes se habían cumplido, les advirtió a las chicas que no quería más ruidos y se fue.

Tras cerrar la puerta las chicas no nos dejaron quedarnos más tiempo porque habían pasado un gran susto por casi ser descubiertas y nos mandaron “rebujina rebujina …” (cada uno a su esquina).

Una vez en Valverde, en las clases de inglés hablamos mucho de la excursión (lo típico, vamos) y Elin se jactaba de que en la habitación de las chicas había “romanos” por todos sitios: “debajo la cama, romanos … en el cuarto baño más romanos ...”

Nos portamos mal, lo reconozco, pero tampoco sería tan terrible, cuando año tras año se siguió realizando este “viaje de estudios” … ya desconozco si en la actualidad se sigue haciendo (aunque lo dudo).

Pdta: Se que me he pasao de largo, pero "no es pa menos” …