Senderitis VII

Me daba bastante pereza escribir sobre uno de estos paseos por la sierra madrileña, sobre todo después del éxito que tuvo el último publicado, que ciertamente era bastante bonito, acerca del curso alto del río Manzanares.

Lo que os traigo hoy lo realicé justo el día después del mencionado anteriormente sobre el río, allá por el mes de Noviembre, antes de que llegasen estos gélidos temporales que lo hacen a uno quedarse en casa “acurrucao” en la "copa" (mesa camilla); ahora que tengo a toda la familia aquí encendemos la calefacción … ya vendrá a final de mes “el Corona” de turno (la de veces que nos ha reñido mi madre cuando dejábamos las luces encendidas: “…ya verás cuando venga el Corona”, quién no era más que el antiguo cobrador de la luz).

Posiblemente esta sea la última “senderitis” de Hoyo de Manzanares, ya que, como bien sabéis, a final de mes me traslado a Moralzarzal; pero aún me quedan pendientes un par de cosas de éste término municipal que las tengo grabadas a fuego en mi Word de “futuras entradas”: una es mostraros la Cascada del Corvacho … pero “echando agua”, no seca como os la mostré en Julio; la otra es subir a los picos de la Sierra de Hoyo y hacer la denominada “Cuerda” (sendero que va de un pico a otro desde los Picazos, pasando por el Estepar, La tortuga, etc.), que este verano por el miedo al calor y ahora con el frío, entre pitos y flautas no he subido … pero subiré.

Este día salí un poco “al tuntún” buscando nuevos caminos, ya que me lo tengo todo bastante trillado, así que realmente no sé cómo relataros la caminata ya que fue un poco caótica … “ahora tiro pallá” … “ahora pacá” … y ahora … “vamos tirando ya pa casa que no está el caballo pa tanto trote”. Así que simplemente me dedicaré a comentar someramente las fotografías sacadas.


Iba andando por un camino bastante amplio cuando acaba repentinamente al llegar a esta charca repleta de ranas, aunque en un cartel informativo que había justo al lado decía que había todo tipo de reptiles y anfibios … a mi me parece que tan poco charco no da para tanta biodiversidad ...


De camino hacia esa charca me encontré con esta curiosa conejera …
¿Hay alguien en casa?

Aquí los caminos a veces están bastante dificultosos, pero no sólo por lo empinado de algunas rampas, sino porque estos están en algunos tramos llenos de “arrocillo”, que es como se conoce el árido de éste tamaño (similar al grano de arroz); es muy difícil ver por aquí arena, ya que al degradarse el granito, que es la piedra predominante (prácticamente única), éste se queda en el tamaño de árido de arrocillo.
Los enebros en esa época del año (Noviembre) se encuentran con sus ramas como tristes, caídas …
… normal viendo el cargamento de frutillas que tienen.


Luego el camino me llevó a lo alto de este pico, conocido como pico de la Cruz, desde donde tenemos unas buenas vistas (como siempre que subes a cualquier altillo por aquí).


Vista de la urbanización La Berzosa


Vista de la Sierra de Hoyo.

Para regresar decidí tomar un camino conocido, pero que nunca lo había hecho en sentido ascendente (el amigo Vera también lo conoce): es una especie de garganta entre piedras, cuando se baja es algo parecido a hacer barranquismo pero sin agua, con una pendiente tremenda, os dejo algunas fotos que no llegan a transmitir la sensación que os describo, pero quizá os pueda dar una idea:




Al subir nos encontramos con este merendero (que quizá os haya mostrado antes) perfecto para echar una mediodía en familia disfrutando de las vistas de Madrid, Las Rozas, Torrelodones y en general de buena parte de la sierra Oeste madrileña.


Soy consciente de que no ha sido tan entretenida como la del río, pero tengo que mostrároslo porque se me pone “rancia” de tanto tenerla guardada. Al menos espero que os gusten algunas fotos.