Senderitis VI

Aunque no he dejado de ir a andar, lo cierto es que ahora sólo lo hago los fines de semana, porque entre que han cambiado la hora y ya salgo del curro de noche, el fresquito que ya cae a esas horas y la poca voluntad (y ganas) que se tienen, hace prácticamente imposible el dar el paseo. Pero lo que es evidente es el tiempo sin enseñaros algo más de la sierra madrileña; este viernes, aprovechando que tenía que parar en Colmenar Viejo (estamos tratando de mudarnos a ese pueblo... ya os contaré), en la carreterilla que une éste con Hoyo (que ya os mostré) a 5 km de Colmenar pasa el Rio Manzanares en su cuenca alta y a su lado hay un caminito que nos ofrece un paseo precioso:

PASEO POR LA CUENCA ALTA DEL MANZANARES:

En realidad, no tendría el nivel de “senderitis” ya que no es más que un pequeño paseo por un camino prácticamente llano, que desconozco su utilidad (quizá sea simplemente esa, recreativa), de poco más de 2 Km. que discurre paralelo al Rio Manzanares. Se tarda escasamente una hora en hacerlo (incluyendo las salidas del camino y paradas para fotos), pero como ya tengo el término de Hoyo bastante “trillado” decidí mostrároslo, además es un paseo muy bonito por los paisajes y construcciones.

Dejamos el coche junto a una antigua presa que permanece con las compuertas abiertas todo el año, desconozco el porqué no embalsa aguas, tal vez tenga su estructura deteriorada o quizá se use sólo para las emergencias, o sea, para evitar aluviones. Lo cierto es que tras esta ha quedado un prado verde estupendo para tirar la manta y echar un buen día de campo con los niños, cosa que hicimos un día, pero no con los míos (que no estaban) sino con unos amigos y uno de ellos, el más payaso ... el padre, por hacer el “galápago” se cayó de lleno en el río (que por cierto, el Fresnajoso, cuando corre, lleva más agua que esto).

Siguiendo el curso del río aguas abajo, apenas a 200 m de la presa están los puentes (que también os mostré cuando la carretera, pero algo más lejano), el “nuevo”, que también tiene unos años, se usa para el tráfico de coches y ha quedado obsoleto porque es muy estrecho, ni siquiera se pueden cruzar dos coches sobre él, primero uno y luego el otro.

El viejo está realizado por completo en piedra de granito (lo que da la zona) y dicen que es romano, aunque viendo su ejecución con arco de medio punto y la calzada que está sobre él es fácil de créelo, posiblemente los romanos ya extrajesen granito de estas tierras (igual que hicieran con el hierro y cobre de Riotinto).

Tras curar la carretera retomamos el placentero camino, aunque a los pocos metros se comienza a escuchar el rugido de las aguas, que sin ser las aguas bravas pirenaicas si que tienen numerosos rápidos y pequeñas cascadas en esta zona del curso alto del Manzanares.
A escasos 300 metros de los puentes vemos las ruinas del primer molino de agua, pero como está tan deteriorado y luego tenemos otros dos, no me paré a verlo de cerca

Para desviar las aguas del rio hacia los molinos hay una canalización bastante larga y concienzudamente realizada a base de piedras
Enseguida se llega al segundo de los molinos, el más grande y aceptablemente conservado, a falta de la cubierta que seguramente estaba hecha al estilo tradicional de la zona, de madera.

Bajando hasta él, en su parte trasera, en lo que podríamos llamar su planta sótano estaba la “sala de máquinas”, formada por 4 bóvedas de cañón, cada una de ellas tenía unas palas que hacía mover el agua, estas palas estaban unidas a un vástago o eje que subía hasta la planta superior donde hacía girar las piedras del molino para así realizar la molienda del trigo. Por eso este molino podríamos decir que son 4 en 1.

A escasos metros de él se encuentra el tercer y último molino de la zona, el más pequeño, pero no por ello exento de encanto. Al igual que sus “hermanos” está construido con piedra de granito, pero a diferencia, su cubierta la compone una bóveda de cañón también de granito. Recuerda en cierta manera a los que hay en el Rio Odiel.
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Tras ver los molinos, se sube de nuevo al camino y ya sin abandonarlo más se continúa aproximadamente un kilómetro más que aunque no tenga nada especialmente destacable, nos ofrece unas panorámicas y unos detalles del río espectaculares. Os dejo algunas fotos.




Espero que os haya gustado el paseito, y aunque ya lo he dicho muchas veces no he tenido éxito, así que lo repito otra vez: Estoy solo hasta Navidades, así que si alguien se anima a pasar algún fin de semana ... le recibiré gustoso.