Carnaval de miedo

Cada año que pasa somos más “yankies”, comenzamos importando el “american lifestlyle” con viviendas unifamiliares, coche propio, etc., etc.; luego las “burguers”, “hot-dogs”, pizzas, burritos y todo tipo de “fast food” con sus conocidas grasas polisaturadas; importamos sus ropas, sus modas, su música, su cine, sus series de televisión (que ahora están muy de moda pero que personalmente no me atraen nada), “latenightshow”, “talkshow” y todo tipo de “shows-tv” … pero lo que en los últimos años ha sufrido un mayor incremento de seguidores es en su fiesta más popular (amén del “día de acción de gracias … que no tardarán en metérnoslo por los ojos):

“Halloween”, fiesta que por cierto ni ellos mismos saben lo que representa, ya que originariamente era una fiesta para celebrar la cosecha, pero que con el paso de los siglos y especialmente con la llegada masiva de irlandeses a mediados del siglo XIX fue degenerando hasta llegar al simple “trick or treat” (truco o trato), sin más trasfondo ni propósito que pasar una noche divertida, precisamente en la noche más triste para los españoles (los difuntos) … pero, paradojas de la vida … ahora nos están invadiendo con esta festividad y nos divertimos el día de los muertos. Bueno tal vez a los que ya tenemos una edad no nos convencerán con estas “milongas”, pero los adolescentes actuales ya están más que enganchados a “Jálogüin” y los infantes lo estarán aún más.

Toda esta parrafada viene a cuento porque el Viernes (o sea ni siquiera la noche de los difuntos, sino la víspera) llegarón por casa unos vecinillos de La Campana vestidos de negro (y poco más) pidiendo “truco o trato”, al verlos Rubén (que está a la que salta) se le antojó – “Papá yo quiero vestirme de carnaval de miedo” - ¡Coño!, me hizo tanta gracia esa expresión que se me antojó más a mi que al propio niño lo de disfrazarlo. Así que como la bolsa de los disfraces de Carnaval (el de verdad) está en casa de la abuela y hay pocas ganas de ir a por ella, así que ... habrá que improvisar:

- Blusa negra, una blusa negra de Ruben … miro un cajón, otro, el armario … nada, “hijo mio ¡qué clarito eres!”, no tienes ni una puñetxxx blusa negra, veamos si tu madre tiene alguna y aunque te quede grande ya lo apañaremos … la madre (con lo “fresita” que es) menos todavía, tiene chalecos, blusas y camisas de todos los colores, incluso los indescifrables para el género masculino tipo “caqui”, “magenta” ó “verde pistacho” … pero negra ninguna. Total que recurrí a un clásico: bolsa de basura y se recorta el cuello y los brazos.
- Gorro: con esto hubo un poco más de suerte, andaba buscando un pasamontañas con la cara tapada pero me encontré un gorro de lana de invierno de color negro … puede valer.
- Maquillaje: - “¿maaaaamiiiiiii, tienes pintalabios rojo?” – “NO, ¿tú que te crees?”. Yo pensaba que el pintalabios rojo es de lo más normalito pero por lo visto eso no se usa, anda que estoy yo a la moda del maquillaje. – “Bueno, pos dame lo que tengas por ahí a ver que hacemos” – Sacamos los estuches de polvos y … menos mal que llegó Marta (la vecina) y lo maquilló porque si lo hago yo seguro que parece más un payaso que … esto … algo de miedo.

Mirando esta foto con el hermanito ¡Ya se de que iba disfrazado! … “El Tío del Saco”