Senderitis 2010 (XI): Los Reales de Sierra Bermeja

Trataré de resumir esta bestialidad de “senderitis” de más de siete horas en una sola entrada, pero no se si podré hacerlo. Los hechos acaecieron a primeros de Septiembre, pocos días antes de la Virgen, cuando fuimos a pasar unos días a Marbella (San Pedro de Alcántara) con mis cuñados. Así, un día decidí quedarme a dormir con el otro cuñado, que vive en Estepona, para afrontar está durísima y larguísima excursión:

DE ESTEPONA A LOS REALES DE SIERRA BERMEJA

Ésta es hasta ahora la mayor de las barbaridades que he hecho caminando, se trata de una ruta que parte del nivel del Mar (Estepona) y alcanza los 1.450 m. de altitud, en total fueron más de 15 km de subida continua (los últimos kilómetros durísimos) y diez de bajada hasta que “mi angel de la guarda” vino a recoger los pedazos que quedaban de mi …; pero vamos por partes:

Salí de casa de José Luis aún con las luces de las calles encendidas y justo al Alba estaba saliendo de la ciudad por el Norte, junto al Recinto Ferial y el nuevo estadio de futbol. Hasta aquí el terreno “benigno”, corto ¿verdad? … pues es lo que hay, porque desde ese lugar comienzan las cuestas, primero por caminos asfaltados que dan a “casas matas” (que es como llaman en Málaga a las casitas bajas, y en general cutres, de los huertos) y a la escombrera municipal, para posteriormente pasar a caminos cada vez en peor estado.

Llega un momento en que el camino no es más que algo parecido a un cortafuegos pequeño y en mal estado que se utilizó, en su día, para la colocación de estos postes para llevar electricidad a las antenas instaladas junto a la cumbre.


Pero todavía llega a ser peor, perderse no se pierde uno, es imposible, solo hay que seguir los postes, pero donde antes había una especie de cortafuegos, ya no hay ni una simple vereda, apenas sabes por dónde tienes que coger, de hecho eso es una de las cosas que delatan la poca afición al “montañismo” que hay en Andalucía: que las rutas están muy poco transitadas y apenas están pisadas.

Además el poste siguiente está claro donde está, pero ¿cómo llegas hasta allí? … como iba con bañador, las piernas las tenía completamente ensangrentadas y llenas de arañazos de rozarme con los arbustos y aulagas.

Después de pasar el tramo más duro estaba completamente empapado en sudor, ya no tenía la típica manchita por el pecho y los sobacos, era entero, desde la gorra hasta los calcetines completamente encharcados (me los tuve que cambiar por otros que llevaba de repuesto); principalmente debido al esfuerzo, por supuesto, pero también a la gran humedad que había ese día… y más aún la que retiene la montaña, me autofotografié aunque realmente la imagen no capta lo muy mojado que estaba.

Aunque, debido la altura ganada ya (superior a los 1.000 m.) empezaba a merecer la pena esta brutal paliza, las vistas eran espectaculares y eso que las brumas no dejaban ver más allá.

Gracias a Dios, ya quedaba poco para llegar al Refugio de Agustín Lozano (“en su casa lo conocerán”) ubicado cerca de la cima. Éste está siempre abierto para cualquier montañero o excursionista que tenga una necesidad de alojamiento por una tormenta o simplemente porque se le ha hecho de noche, además está bastante bien acondicionado ¡con barra y tó! … aunque claro no había nada detrás de ella …


Como se aprecia en este mapa ubicado junto al refugio, cerca de él hay un mirador llamado de Salvador Guerrero (“otro que tal baila”), así que me acerqué a recordarlo … si está bien dicho, a recordarlo porque aquí si que estuve una vez con el amigo David (tal vez alguno de ustedes recuerde un amigo de Estepona que era picador que algún fin de semana estuvo por Valverde) … pero eso si, entonces subimos en coche …

Al fondo, justo encima del poyete, a duras penas se distingue el polígono industrial de Estepona y la ciudad un poco más a la izquierda, ¡lástima de día asqueroso/nublao!. Desde aquí se aprecia bastante bien por dónde he tenido que subir (la cuerda de color más claro) …

… pero tembíen se vé “mu clarito” lo que queda:


Una vez en lo alto, cuatro enormes antenas hacen las veces de guardas del pinsapar … como imagino que no lo habréis oído nunca (yo de hecho lo desconocía) os lo comento, un pinsapar no es más que un bosque de pinsapos … “illo Catum, te explicas como un libro abierto” … bueeeeeeno: y un pinsapo es un abeto bastante singular que sólo crece en las provincias de Cádiz y Málaga, más concretamente en la Sierra de Grazalema y Sierra de las Nieves, por ello los naturalistas tratan de declararlo “Monumento Natural”. Un ejemplo:

Ya estoy prácticamente en la cumbre, un par de rampas más y llegué después de más de 15 Km de subida y más de cinco horas … OJO, que no es Paula Radcliffe mi ídolo (lo digo por lo de las calcetas), simplemente las tenía así “to parriba” para evitar los anteriormente mencionados arañazos …

Desde aquí la perspectiva debería ser espectacular, incluso debería verse el estrecho y buena parte de África … incluso podría saludar al colega Valverdelibre que está en Melilla: “Holaaaaaa” ¡lástima de día asqueroso/nublao! ...

Ahora toca bajar, pero ahora no como una cabra, sino como una persona más o menos cabal … “más tirando pa caprino que pa cabal” …; bajé, al principio, por la pista forestal que lleva a las antenas hasta enlazar con la carreterita que lleva al refugio, para desembocar varios kilómetros después en el puerto de Peñas Blancas, en la Carretera que une Estepona y los pueblos del interior como Genalguacil y Jubrique (no confundir con Ubrique, que ese está un poquillo más tirando pa Ronda).

A pesar de que llené la botella en un grifo junto al refugio de "agua dudosa" (tenía un cartel informativo: “agua no controlada sanitariamente”) … es la única que había así que “beber o morir” … pero ya hasta ésta se estaba agotando. Bajé varios kilómetros por esta carretera dirección Estepona con el firme propósito de llegar a ella: “si he sido capaz de subir campo a través, ¿no voy a poder bajar por una carretera … además sin tráfico?” … el único problema fue que conocía la existencia de una fuente (que además me la indicaban los mapas), confié en que ésta surtiera agua, pero “mi gozo en un pozo” cuando contemplé que estaba más seca que mi lengua, así que no me quedó más remedio que llamar a “Miposa” para que, como dije antes: recogiera los pedazos que quedaban de mi …