Hay muchas personas a las que les encanta andar por la playa, creen que es lo más hermoso y poético que pueden hacer andando, pero para mi es todo lo contrario, es lo más aburrido y monótono que se puede uno imaginar, incluso darle vueltas a “la noria” (la pista de atletismo) puede ser más variopinto que andar por la playa, al menos allí en 400 m. ves todo el paisaje a la redonda, pero en la orilla durante kilómetros y kilómetros ves el mismo paisaje y horizonte. Si a esto le unimos que la playa tiene pendiente hacia un lado (con lo que tienes que andar como si tuvieses un pié subido al bordillo y otro en el asfalto) ó si la marea está alta y no hay arena húmeda … se puede convertir el idílico paseo en una auténtica tortura mental y física.
Como bien sabéis, mi lugar de veraneo es La Antilla, donde “me aprovecho” de mispapis (muy a su deleite) metiéndonos de ocupa toda la familia en el piso que tienen allí. Una vez instalados, los paseos posibles son dos: “pallá” o “pacá”, porque además el “parriba” es totalmente descartable, ya que los campos de Lepe son horribles, no hay más que fincas de cultivos plagadas de moscas atraídas por el abono. Ya que el año pasado os conté el “pallá”, el decir desde La Antilla a Isla Cristina (ver), este año os contaré el “pacá”:
NUEVA UMBRÍA Y LAS MARISMAS DEL PIEDRAS:
Aunque realmente no hice este recorrido en un solo día, sino que realicé varias rutas muy coincidentes entre si, lo explicaré como si de una sola ruta se tratase, que además es muy factible hacerla de ese modo.
Saliendo de La Antilla por su parte Oriental, por la calle que debiera ser el paseo marítimo, al acabar el asfalto nos encontramos con un camino realizado no hace muchos años que discurre justo detrás de la primera hilera de dunas, en el Paraje Natural de las Marismas del Piedras, ofreciéndonos un paseo bastante llano y agradable durante unos tres kilómetros (a pesar de que los primeros 200 m sean pura arena, como se puede apreciar en la foto).
Así llegamos a la Playa de Nueva Umbría, playa virgen que desde siempre se ha usado para el nudismo, donde también se han dado cita muchos “de la otra acera” (si no preguntadle al Pare por su paseíto a Nueva Umbría).
Desde aquí tomamos la Carretera en muy mal estado que va hacia El Terrón y a escasos 300 m. hay un camino a la derecha, que según esté la marea puede resultar impracticable en muchos puntos ya que puede cubrirlo en su totalidad. Ya metidos en plena Flecha del Rompido, creada por la acumulación de depósitos del Rio Piedras y la corriente de Poniente predominante en el Golfo de Cádiz.
A poco más de un kilómetro, este camino se acaba al encontrarse con la orilla del propio río, por donde, aprovechando que la marea está baja, se anda “cómodamente” (ya saben, como el que tiene un pié en el bordillo). Da lástima la mucha basura que dejan los domingueros que a esta orilla del río se acercan con sus pequeñas embarcaciones, además de la que el propio río arrastra desde “quién sabe dónde”, porque realmente son unos paisajes preciosos:
Lo que andaba buscando en estas excursiones (y finalmente no encontré) son las ruinas de una almadraba (una especie de antigua fábrica conservera) que no tenía la menor idea de su existencia hasta que un día la vi en televisión y orientándome por ese más que simple (y confuso) mapa de la primera foto traté de hallar sin éxito. Pero en su búsqueda me encontré en primer lugar con este caserón …
… y bastante más adelante, tras cruzar dos veces por unas pasarelas de madera primero del río al mar …
… y luego del mar al río …
… llegamos así al Rompido, bueno, a la orilla contraria de El Rompido … entonces, ¿ahora soy yo el de “la acera de enfrente”? … ¡Noooooooo! … al final caí … y sin probarlo …
Prácticamente donde está tomada la instantánea, me bajo de la “emparrillada” para continuar por esas dunas en sentido descendente del río hasta encontrar estas ruinas, que equivocadamente pensé que se trataban de los restos de la mencionada almadraba. Posteriormente, cuando vi las imágenes de satélite de Google, caí en la cuenta de que lo que buscaba estaba unos cientos de metros más allá y esto eran simplemente lo que parecían, unas viviendas en ruinas, posiblemente habitadas por los trabajadores de la conservera.
La idea era contar toda la senderitis “der tirón”, pero viendo que esto se alarga y aún quedan cosas interesantes por ver (El Terrón, La Bella, El Catatán …) mejor dejarlo aquí y otro día os sigo mostrando las curiosidades del “más pacá” de La Antilla …
Buena caminata y bonitos retratos jejeje... Si hubieras reptido el "pallá" con paraita en el camino nos hubieramos tomado una refrescante bebida jajajajajaja... Al final no nos hemos visto en La Antilla.
ResponderEliminarMuchos besos
No, si "pallá" también he ido ... y muchas veces, pero es que no se cuál es tu casa, a ver si el próximo verano quedamos y me la enseñas (la casa, vamos)...
ResponderEliminarjajajaja... por supuesto. Para que te situes, está muy cerca de la discoteca Penelope y Vel-Vel.
ResponderEliminarMuchos besos
La Penélope, buen sitio "pa quedá" ...
ResponderEliminar¡Ay eres mu mascón, pero la sensibilidad se te quedó chiquinina del tó!
ResponderEliminarPasear por la laya es por dónde únicamente paseo yo. Me encanta, el sonido del mar, andar con los pies bañados por las olas, el olor del salitre... Y si encima estás contemplado en esos momentos la puesta de sol... ¡pufff, ni te cuento! Ahora eso, prefiero que la marea esté baja cuando salgo a pasear.
Bonitas fotos, me ha gustado mucho esta entrada, te las currao!!!
Hola Gloria:
ResponderEliminarEso que tu relatas "tan bonito", vale para un paseito, por el estilo al que luego te das por la calle peatonal ya "vestía de guapa" (como si antes etuviésemos vestíos de feo), poco más de un cuarto hora pallá y otro tanto pacá ... Te aseguro que como se te ocurra hacer una hora diária por la orilla (y más aún mojándote los pies) te salen más "borbojas" que deos tienes en los pies ...
Otra cosa: prueba a andar dos horas en la misma dirección ... ya me dirás si te aburres de ver lo mismo o no ..
Saludos