Etapa 20: Bola del Mundo

En un principio iban a acompañarme dos compañeros de trabajo, posteriormente se unieron a “la fiesta” varios amigos de éstos, incluso ahora “a toro pasao” me dicen muchos que si se hubiesen enterado de que iría a la Bola del Mundo se hubiesen venido conmigo, pero lo único cierto es que la hora de la verdad me dejaron solo … y solo me fui. Aprovechando esa circunstancia y dado que la ascensión a Guarramillas no es muy complicada ni larga, decidí hacerme la “senderitis” desde casa:

MORALZARZAL- BOLA DEL MUNDO:

Aunque la Etapa de la Vuelta era San Martín de Valdeiglesia (Vera: Aquí dan iglesias en lugar de casas) – Bola del Mundo, yo no os relataré ese recorrido, para eso están los muchos medios de comunicación profesionales, por el contrario os relataré mi caminata para verlos subir por la zona más “chunga” de esa ascensión.

Como estaba previsto que llegasen a meta a las 17:40, decidí tomarme con calma la partida, así que hasta pasadas las 11:30 no salí a la calle, dándome cuenta a los pocos kilómetros (cuando quise echar la primera foto) que me había dejado la cámara en casa; llamada a “miposa” y tras pasar por Becerril de la Sierra, Navacerrada y su embalse, quedamos cerca de La Barranca, donde me hizo entrega del citado artilugio. Justo en ese momento empezó a llover con cierta fuerza, incluso legué a montarme en el coche con la idea de desistir, pero le pedí a mi sufrida que me acercase a La Barranca, cosa que no pudo hacer ya que la Guardia Civil tenía el acceso cortado por encontrarse los aparcamientos abarrotados; pero fue entrar en la carretera de acceso y ver el ambientazo que había, que incluso los nubarrones negros que veía hacía unos minutos parecieron disiparse … totá, que me bajé del coche y tiré palante.

Desde aquí, todo el recorrido era como pasear por el real de una feria, “empetao” de gente, imposible de perderse, pues bien cuando llegué a la Fuente de Mingo (ya la conocen de otras senderitis) me paré a descansar un poco, cambiarme las zapatillas por las Chiruca y obviamente beber y llenar la botella, saqué mis planos para calcular cuánto me podría quedar y empezaron a acercarse gente como moscas a la mierda, preguntándome por todas las rutas posibles y posibilidades para la vuelta … no os exagero si os digo que estuve al menos un cuarto de hora sin parar de indicar caminos alternativos (más cómodos, más rápidos, dirección al puerto de Navacerrada, a la Cima de Guarramillas, por el Collado del Piornal, etc, etc) … hasta que tuve que espetar: “¡manda cojones que un tío de Huelva tenga que hacer de guía a los madrileños en su sierra!”

Hubo uno, que a pesar de que había miles de personas en la misma dirección se pegó a mi pensando que era su seguro para no perderse (él fue quién sacó la anterior foto).
Llegados a la cumbre de Emburriaderos (1.926 m.), última cota de La Cuerda de las Cabrillas él se dirigió al Puerto de Navacerrada porque quería ver toda la parafernalia de La Vuelta: escenarios, animación, caravana publicitaria, etc.

Efectivamente, en el Puerto había mucha gente y se oía la animación por megafonía, cuando estaban bastante cerca de pasar por allí por primera vez (os recuerdo que la etapa pasaba por el Alto del León y dos veces por el Puerto de Navacerrada antes de encarar la ascensión a la bolita); pero yo decidí irme hacia la “zona canalla” (no es que se llame así), una vez pasada la mitad de la ascensión, donde hay una serie de curvas zigzagueantes y creo que se dan las mayores pendientes del recorrido … al menos los aficionados las pasaban canutas para subir y más de un profesional también.

Al subir iba buscando un lugar donde hubiese buena visión y tuviese alguna piedra para poder descansar las más de dos horas que me quedaban por delante. Encontré un lugar en alto donde había una piedra plana para sentarme, a poco más de 1 km para meta.

Coloqué el polo de la peña sobre los enebros rastreros (o piornales, según nos indicó … ahora no recuerdo quién fue, pero uno de nosotros), con una doble finalidad:
- Que se secara, ya que iba totalmente empapado de sudor, debido a la humedad del día.
- Hacer las veces de bandera … ¿y si se hubiese visto en televisión, la ilusión que me hubiese hecho? ...

Saqué mi almuerzo a base de sobras aún de La Reposilla y un par de sándwiches (three switches sanwiches watch …), amén de la media botella de vino tinto que compré expresamente para la ocasión …


A pesar de que tuvimos suerte y no nos llovió, no paraban de pasar nubarrones tremendos. Cada vez que llegaba uno se echaba una densa niebla, acarreando un frío tremendo (menos mal que iba bien equipado con mi forro polar y el chubasquero que me regaló el Colegio de Aparejadores hace tres Navidades) … pero cuando pasaba la nube y salía el Sol, “to quisqui” quitándose ropa …

“Los arcenes” (por llamarlos de alguna manera) estaban a rebosar

Cada uno buscaba su “aguardo” donde podía …

… pero todos estaban expectantes

Los nervios se desataron y la expectación era máxima cuando por la radio nos enterábamos de que Mosquera había conseguido dejar atrás a Nibali terminando de subir el puerto. A los pocos minutos el helicóptero de TVE sobrevolaba nuestras cabezas, indicativo de que los ciclistas aparecerían por allá debajo de forma inminente.

(Ahora vendría el video de ayer) Ese es el momento más emocionante, aunque no quisieras involucrarte, el griterío y los nervios te pueden y hacen que te pongas a animar como un hooligan más … verdaderamente se le ponen a uno los pelos de punta, aunque esas sensaciones por muchos videos y fotos que os cuelgue no podré transmitíroslas … hay que vivirlo.

Al saber que Ezequiel Mosquera no pudo arrebatarle el liderato al italiano, los ánimos se vinieron un poco abajo y tras ver pasar a 30 ó 40 ciclistas, la gente empezó a romper filas y yo decidí bajar también, además mi mujer había quedado con unos amigos y no podía perder mucho tiempo más esperando al pelotón de cola que sabe Dios cuando llegarían.

En la bajada más de lo mismo … pero peor, era una auténtica caravana humana, un poco más adelante de donde está tomada esta foto (más o menos dónde está la foto en la que salgo de espaldas), el sendero es estrecho, justo para una persona y se hace imposible adelantar, así que tienes que ir al ritmo que te marquen los de delante hasta que estos se paren o se den cuenta de que estorban y se echen a un lado.

Una vez bajado de la montaña, pasados el Hotel y los embalses de La Barranca, cerca de donde había quedado con “miposa” para que me recogiese, miré atrás, el día se despejó por momentos ofreciéndome una visión muy clara de esta zona de la Sierra: a la derecha, se observan La Maliciosa (y la falsa maliciosa), en el centro La Cuerda de Las Buitreras y a la izquierda la cumbre de Los Emburriaderos, tras ella si amplían la imagen podrán observar las antenas de repetición de la antigua señal analógica de TV, se trata (como bien sabéis) de La Bola del Mundo, donde concluyó esta histórica etapa ciclista.