"Mu cojonúo"

No se me ocurre otro adjetivo mejor que el de “mu cojonúo” para describir el rato tan bueno que echamos los vecinos de La Campana. La noche antes de la procesión de la patrona, por lo visto, es tradición reunirse los vecinos para cenar en convivencia, pero para mi, que es la primera vez que pasa la virgen por mi casa (no la de mis padres), nunca había vivido ese momento y sinceramente me llevé una muy grata sorpresa de la noche que se nos avecinaba (nunca mejor dicho).
Tras decorar “caún caún” su fachada lo mejor que puede con los elementos de que se disponen: palmeras, flores y mantones; a eso del anochecer se van colocando unas mesas de tableros y un par de sillas de cada vecino y al poco tiempo ya van saliendo las primeras litronas de las casas, se colocan las tapas preparadas para el acto y comenzamos la convivencia, al principio un poco cortados hablando con los vecinos de puertas cercanas, pero poco a poco se iba abriendo el círculo.
Al poco tiempo de comenzar llegó la esperada visita de la Hermandad y el Coro dirigido por Paco Mendoza. Esto animó bastante el “cotarro” pero como contrapunto, como debimos de ser de las primeras paradas de la comitiva y era la hora “propia” de cenar … las mesas fueron literalmente arrasadas, nos quedamos sin una rosquilla y sin una gota del preciado líquido espumoso (cerveza, vamos), así que cuando éstos pasaron de largo para otra calle nos vimos en la obligación de ir reponiendo con algo más de nuestras casas y de una caldereta que no llegó a tiempo para la visita y menos mal, porque es lo poco que comimos, un par de presitas de chivo.
El artista de mi casa, al ver la guitarra y la animación me hizo ir a por la suya. Lo grabaron hasta los del CHN que estaban por allí cubriendo la noticia. Por cierto, canal que ahora con la “leche” del apagón no podemos ver.

Después, cuando las horas empiezan a ser indecentes y se ha realizado el “cambio de tercio” (vamos, de la cerveza a los cubatas) se pierde por completo la vergüenza del comienzo de la noche, empiezas a hablar con uno y con otro, incluso vecinos que no habías visto en la vida, hasta conocí a un bloguero que ni sabíamos que éramos vecinos (saludos Antonio).
… y ya “pa rematá” la guitarra, ¡estamos perdíos!, allí se empezó a cantar pero casi no se termina, por poco no nos cogió la diana, no sin antes hacer una serenata por toda La Campana (incluida Villa-abajo, otra tontería ¿por qué esta dividida en dos calles?) despertando a “toquisqui” con canciones personalizas: “Verdiblancos los colores que defiende mi afición …” para un bético, “Calañas ya no es Calañas” lógicamente para una calañesa ;-) … sevillanas, pasodobles, habaneras y hasta el archiconocido “ … hemos venido a emborracharnos, el resultado nos da igual”.

En fin, estareis de acuerdo conmigo en que ese era el mejor calificativo ¿verdad?, lo único malo de todo esto es que coincidió con la fiesta de blanco de la Plaza de Toros, organizada por la mítica Casablanca, según algunos amigos todo un éxito (como siempre), lo cierto es que ya van tres y sigo sin asistir a ninguna ... y es que en “tos laos” no se puede estar.