Senderitis 2010 (IV): “El Camino Schmid”

(Antes de empezar una advertencia: si ahora mismo no tienen tiempo para leer, más vale que vuelvan cuando lo encuentren porque hoy me he explayado … a pesar de que he intentado, de veras, evitarlo … y es que el recorrido lo merece).

El Camino Schmid es uno de los senderos más populares de la Sierra de Guadarrama, ya que es relativamente cómodo (si se hace en sentido descendente). Se trata de un recorrido lineal que va desde el Puerto de Navacerrada hasta el Centro de Información del Valle de la Fuenfría, en lo más profundo de dicho valle y a escasos metros ya del pueblo de Cercedilla. Pero mi recorrido no es exactamente ese, ya que como conocía ese valle de excursiones anteriores y no tenía muchas ganas de tener que estar cogiendo el tren o bus para ir luego a recoger mi coche a Navacerrada, decidí hacer una ruta circular (aunque realmente es más del tipo “raqueta”).

Imagen parcial del Puerto de Navacerrada antes citado, con dos pistas de esquí al fondo y los aparcamientos a la izquierda, punto de partida de la caminata (hora local, que es la misma que en “Valverdelibre”, las 7:20 A.M).

Tras subir unos 500 m por un camino asfaltado, se llega a las instalaciones del telesilla denominado “El Escaparate” que nos subiría a otro “Cerro del Telégrafo” (homónimo al de Moralzarzal, porque también acogió, en tiempos, un telégrafo óptico en su cima).

Tras este telesilla se encuentra una Residencia del Ejercito del Aire, edificación bastante bonita realizada con piedra granítica de la zona y cubiertas de pizarra negra, con fuertes pendientes en sus paños para evacuar fácilmente la nieve que pudiera acumularse.


Justo a su izquierda aparece un camino señalado por esta baliza, es el verdadero comienzo del Camino Schmid, que se denomina así por el apellido de un antiguo montañero a quién se le supone que abrió este recorrido.

A no muchos metros de su comienzo nos cruzamos con la pista de esquí de “El Escaparate” (lógicamente, en 3 de Julio, desprovista de su manto blanco). Lugar que al estar despoblado de arboleda nos permite ver los hermosos bosques del Valle de Valsaín (ya pertenecientes a la vecina Provincia de Segovia) con los picos de más de 2.000 m. de altura cerrándolo.

Como una imagen vale más que mil palabras, aprovecho la fotografía para enumeraros las montañas y collados, así como para dibujaros una aproximación del recorrido a realizar.

El camino discurre a media ladera por la parte Norte de la cadena montañosa de Siete Picos, pero pocas veces se llanea, el camino es un auténtico “rompepiernas” de rampitas ascendentes y descendentes alternativas, cruzado por numerosos arroyos y varios manantiales de agua, más aún cuando hemos tenido un invierno y una primavera tan abundantes en agua … vamos, que … “por algún lao tenía que reventá” … (si no sabéis el chiste no seré yo quién lo publique … más bien es para contarlo en persona).


Así se llega aproximadamente a unos 4 kilómetros desde el citado puerto por donde pasa casi todos los años la Vuelta Ciclista a España, a una bifurcación de caminos: ahora tomaremos el de la izquierda en subida, dirección Collado Ventoso, para arribar posteriormente por el otro (Camino de los Cospes) y rehacer lo andado para llegar de vuelta.

Ahora hay que subir unos quince minutos hasta alcanzar el Collado Ventoso (el nombre “ni escojiíto”), en cuya pradera que conforma su loma me echo el primer “autorretrato” del día, con el primero de los Siete Picos de fondo como testigo.


A escasos metros del Collado encontramos una fuentecilla, como pueden observar, con el mismo nombre, ésta es pequeña, tosca y sin ningún tipo de ornamentación, pero que cumple como la más hermosa de sus hermanas la función de saciar al sediento que a ella recurre … además con unas aguas más fría que las del “White-Westinghouse” de tu casa …


Continuamos nuestro camino descendiendo el collado y no muy lejos nos encontramos con la segunda fuente del recorrido del día (y el segundo autorretrato), se trata de la Fuente de Antón Velasco, encontrándose ya con la pista forestal que seguiremos denominada “Carretera de la República”:

El camino Schmid continúa por la senda que baja por la derecha, sin embargo la ruta que os presento sigue por esta pista hasta el no muy lejano Puerto de la Fuenfría (imagino que a estas alturas conocido por todos vosotros). A escasos 5 minutos de andar cómodamente por aquí nos encontramos con “El Mirador de la Reina”, que nos ofrece una espectacular panorámica a 180º del Valle de la Fuenfría, flanqueado por sendas cadenas montañosas a ambos lados.

A la derecha de la imagen anterior, además del valle vemos las cumbres de La Peñota (1.944 m.) y Peña del Águila (2.010 m.). Si miramos un poco más al Norte, vemos la imagen “auto-explicativa” siguiente:

Hacia el Sur vemos el primero (o último, según se mire) de los Siete Picos (2.093 m.) y la montaña de Majalasna (1.933 m.)

La climatología estaba cambiando, aunque bien es cierto que tampoco amaneció radiante y caluroso (en ningún momento me quité el pantalón del chándal), pero a partir de aquí bajó bruscamente la temperatura, empezó a levantarse viento cada vez más fuerte y se escucharon los primeros truenos … todos estos síntomas eran premonitorios de lo que me esperaba …

En breve llegaría al Puerto de la Fuenfría y apenas superado éste, a unos 200 metros de entrar en la Senda de los Cospes, nos encontramos con la fuente que le da nombre (y bien dado, porque no sale el líquido como pa ducharse …)

No aguantaría mucho más los nubarrones sin descargar y antes de llegar al encuentro de caminos mostrado con anterioridad me tuve que enfundar el chubasquero (aquí hay que venir bien preparado). De esta guisa se me podía ver, con las manos por dentro de las mangas del frío que hacía (apenas marcaba el coche los 9 grados cuando me subí a él a las 11:20 del mediodía un 3 de Julio … ¡increíble, pero cierto!) y a la gorra sacándole todo el partido que podía y de nuevo para algo que no estaba pensada, esta vez eran mis “protectores visuales” … si, si, que si tuvieseis gafas me entenderíais perfectamente … ¡no veas lo coñazo que es la lluvia con las lentes!.

Como habéis podido comprobar, esta sierra es francamente espectacular, en tan solo tres horas de paseo (sin necesidad de ir “a carajo sacao”), de hecho casi habéis tardado más vosotros en leerlo que yo en recorrerlo, hemos visto multitud de paisajes con una belleza sublime, un verdor, una frescura y frondosidad impensables en nuestro querido Valverde … quizá por eso me llame tanto la atención … ¡ojo!, que no quiero decir con ello que el entorno de Valverde sea feo, simplemente es distinto … y aunque feo fuera y recitando nuestro famoso fandango:

“… quién estuviera en Valverde
aunque durmiera en el suelo
debajo de un pino verde …”

(los pelos de punta, chiquillo).