Tras hora y media de camino desde Moralzarzal llegué a las citadas cascadas, lugar dónde tenía planeado descansar un rato y volver por donde vine, pero una vez allí me encontré con un par de parejas (con bebé y perro incluidos) que iban a subir a un mirador que hay en el interior de la Sierra de Hoyo, el cuál desconocía y tras compartir con ellos unos tragos de una bota de vino que llevaban (eso si que es salir bien preparaos a la montaña … igualito que yo que no llevaba ni agua …) me animé a subir con ellos, pensando que si ellos en plan vinito y con una niña a cuestas iban a subir porqué no iba a poder yo … (ya saben las cosas de ser “apócrifo”, que se junta uno con el primero que pase…)
En la imagen pueden ver a Antonio con su hija que ya pesaba casi los 10 kilitos y detrás una curiosa formación rocosa parecida a una gallina “engorando”, algo así como la sopera “Gallina Blanca”.
Desde las citadas cascadas hasta nuestro objetivo, el Mirador de la Casa de Peñaliendre hay un desnivel de más de 200 m que se salvan por una ascensión bastante suave pero muy prolongada y ya en los últimos tramos se empina y hay que pararse a respirar, por supuesto siempre medio disimulando como el que está echando una ojeada al paisaje, por cierto siempre espectacular en esta sierra de mediana altura, comprueben las dos cosas en la siguiente foto (la carita de pocos amigos de ella y el paisaje del fondo)
Al fin llegamos a la casa de Peñaliendre que no es más que una casita de pastores con el techo derrumbado pero con sus muros y dos chimeneas casi en perfecto estado que con poco dinero se podrían rehabilitar y usar como refugio, centro de interpretación, etc.
Junto a la casa han levantado un mirador de piedra con el mismo nombre que realmente nos ofrece unas vistas espectaculares, vean sino varios ejemplos y un video de 360º
(No los miréis tanto que no creo que conozcáis a ninguno … excepto al citado Antonio)
… y como os conozco y estáis empezando a sospechar que yo ni fui a esa excursión ni ná y que tengo más imaginación que el tocayo del blog “5nocimiento” (leer su relato imaginativo) le pedí a uno de ellos que me sacara una foto con el resto del grupo. Otro detalle que no deben perderse para haceros una idea del cansancio que ya íbamos soportando, es la longitud de la lengua del can …
Tras otro pequeño descanso y un nuevo trago de agua (y vino), ya con más de dos horas y media en nuestras piernas nos preparamos para lo peor de la jornada, aunque ni yo ni las chicas teníamos ni idea de lo que nos esperaba ...
Ufff, qué pechá de andá, illo!!! Y después de comer, esto no se hace Catum, a ver si se me corta la digestión,...
ResponderEliminarEsto Gloria, na más que de leerlo cansa ...
ResponderEliminarVenga echa una cabezaita, pero después a la vía ¿en?
Pues hay que tener valor, después del paseito que relatas, de llevar al niño a cuestas jajajajajaja...., como para no disimular tu "asfixiaera" (jeje)
ResponderEliminarBesos
El chaval también estaba "cansaote" pero se nota que tienen mejor forma física que yo y están bastante acostumbrados a darse caminatas por la montaña bien cargados.
ResponderEliminarBesos