Senderitis infantil

Tanto me escucha Rubén parlotear sobre las montañas de la sierra madrileña, que le está entrando el gusanillo, ya me las canturrea todas mientras las señala:

“Papá, esa es La Maliciosa ¿a que si? … y esa La Bola del Mundo y también están 7 Picos y La Peña del Águila y la Peñota …” (no crean que son ilusiones mías, que se las conoce…)

Desde hace tiempo le vengo diciendo que un día teníamos que subir al Telégrafo (monte junto a Moralzarzal) y hace dos viernes fue el día. Acompañado por su hermano y su amigo David (hijo de mi compañero de excursiones), al salir del colegio y tras echar un vistazo a un taller de bicis de segunda mano que tenían en el patio, a eso de las 5:30 nos ponemos en marcha.

Era un día caluroso, “atormentao” como prácticamente todos los del último mes por esta sierra (amanece despejado pero a medio día ya se cargan las nubes, unas veces descargan y otras se escapa), por ello los niños iban con ropa corta, aunque yo eché algo de abrigo para los míos, por si se liaba … y se lió, a poco más de 20 minutos caminando, tuvimos que buscar refugio, no encontrando nada mejor que la pared de una alberca que a su vez estaba bajo un gran pino:

Hubo que ponerles la ropa a los niños, pero como al amiguito, su papi no le trajo nada tuvimos que apañárnosla como pudimos: Iván, tú la del bético; David tú la de Iván (a pesar de ser de la edad de Rubén, tiene la estatura del pequeño … es que Rubén yo no se a quién carajo a salío tan alto …) ; y tú Rubén … te vas a tener que disfrazar de “Fofito” con la blusa de papi:

Por suerte, tras la media hora de chaparrón, que aprovechamos también para merendar, volvió a salir el sol y al poco rato estaban otra vez despojados de sus “disfraces” …; seguimos subiendo suave pero continuamente por la pista forestal y aproximadamente a media altura, nos encontramos con la zona de las fuentes: La primera de ellas es la Fuente del Gurugú, llamada así por encontrarse junto a una antigua cantera de granito del mismo nombre; allí los niños encontraron una diversión: “pescar mocos con palos” (sus “mocos” no eran más que algas):

Pocos metros más adelante nos encontramos con la motoniveladora que estaba dando un repaso a la pista, preparándola para la temporada estival (con alto riesgo de incendio) y, como es lógico los niños tienen que subirse …

Al lado la Fuente del Vivero, llamada así porque en sus inmediaciones había un vivero para la reforestación de pinos. Los niños ya traían el juego aprendido de la anterior fuente y siguieron “R que R” …

Continuamos nuestro camino y antes de llegar a la tercera de las fuentes, hay un claro de árboles a la derecha lo que nos permite contemplar parte del valle salpicado de pueblos.

Enseguida se llega a la tercera de las fuentes (están tan cercanas que creo que es el mismo agua la que pasa por las tres); aquí si disfrutaron y … ¡Rubén, deja ya de tocarte los huevos! …

… continuemos, “es que este niño está cogiendo unas manías” (¿yo no sé a quién le ha visto hacer eso?)...; a pesar de que llevábamos botellitas, apenas las usaron y allí, tras más de hora y media andando, se hartaron de beber (y más de uno salió empapao):

El paso de este “escuadrón de infantería” era demasiado lento, se nos hacía tarde, así que pensamos en bajar por otro camino sin llegar a la cumbre … pero Rubén no los lo permitió, se puso a “berrear” (tanto que las “corzas” se nos arrimaron confundidas) “yo quiero subí al telégrafo … yo quiero subí al telégrafo … yo quiero subí al telégrafo …”, que no hubo mas remedio que subir...; Decidimos turnarnos para llevar a Iván “en capitejo” (a Javi tuve que explicarle el palabro … y de paso “en trunche” …) y así ir más rápidos … mientras a los medianos había que ir “dándole jarilla” …

Casi dos horas y media tardamos en llegar a la cima. La imagen anterior es del paso canadiense que marca los términos de Collado Mediano y Moralzarzal, viéndose ya el mecanismo ubicado en la torre de comunicaciones. Una vez allí, nos sentamos un ratito, bebimos un poco de agua, fotito de rigor y todos para abajo, apenas nos quedaba una hora de sol …

...tan justos nos vimos de tiempo que para cortar camino, a pesar del peligro que conlleva, nos decidimos a bajar por los cortafuegos, transformados por el agua de escorrentías en barranqueras súper empinadas plagadas de guijarros … los niños lo bautizaron “el camino del peligro”…

Tras ese primer tramo de cortafuegos (parte de él se ve al fondo en la siguiente foto) llegamos a una explanada donde está ubicada una caseta forestal para observación de posibles incendios, al menos eso es lo que reza en algunos carteles, aunque más bien parece un simple merendero, eso sí con unas preciosas vistas hacia Collado Villalba y el Suroeste.

Desde allí, ya “si que si”, como cabras descendiendo campo a través, haciendo el camino lo más recto que podíamos porque se nos hacía de noche, hasta que cerca de las 10 y tras casi cinco horas de excursión llegamos adonde nos estaban esperando las mamis: “el Bar de la Pizarra” … un par de “birritas” bien merecidas y a casa a cenar y dormir …; esa noche os aseguro que dormí bien, pero los niños aún mejor …

... Pero no crean que escarmentaron, ya estan "dando el coñazo" con subir a la Bola el Mundo ... y que quieren que les diga ... los subiré ...