Senderitis: Al Filo de lo Imposible

El pasado sábado, con el nuevo amigo que he encontrado (el papi de un compañero de Rubén) al que “le va la marcha” … tranquilícense que no es que sea homo/bisexual el hombre … y mucho menos yo … simplemente “le va la marcha” porque le gustan “las senderitis” … y más que a mi, así que aquí hay filón para rato …; a lo que íba, él me llevó a Peñalara, la cima más alta de esta Sierra de Guadarrama (y por lógica de la Comunidad de Madrid).

Como pueden comprobar, no es un recorrido demasiado largo (11 km a estas alturas no asusta ni a las mujeres de “la Ruta del Colesterol” … vamos, lo que viene siendo La Vía …); además tampoco es de las cumbres más complicadas, de hecho se puede afirmar que es una de las más suaves y fáciles de subir; por último, tampoco hay que salvar un desnivel exagerado, ya que de los 1800 (y pico) del Puerto de Cotos, llegamos a los 2.400 (y pico) del pico de Peñalara, o sea, apenas 600 m de desnivel … sin ir más lejos, el día que subí a 7 Picos o la Maliciosa me metí más de 1000m de desnivel de subida …

Anónimo dijo: Entonces, Catum ¿a qué viene la gilipollez del día de “Al Filo de Lo Imposible”?

Siempre “querido” (PLC*) y nunca bienvenido anónimo: aunque bastante exagerado (ya que por allí andaba bastante gente) lo de “Al Filo de lo Imposible” viene por las condiciones de la marcha, aquello que dije que nunca haría, que no me llamaba la atención, el Sábado lo hice … (de nuevo os vuelvo a pedir sosiego y dejen de pensar en mi integridad sexual, que porcierteando está más que íntegra…), por favor concentración en el tema de la Senderitis: el Sábado nos metimos una ascensión con más de medio metro de nieve en la mayor parte del recorrido … pero comencemos por el principio:

(* vamos, qué os tenga que explicar todo: PLC = Por Los Cojones…)

Nos dimos un buen madrugón, para no tener problemas en los excasos aparcamientos que hay en Cotos, así que a las 8:20 estábamos saliendo del citado Puerto. Tras pasar la zona urbanizada con varios Centros de Interpretación (que aquí no se llaman así, pero es “pa entendernos” ya que esa es la nomenclatura que tanto usan y gustan nuestros dirigentes locales…) y algún que otro Restaurante.

Tan pronto nos desviamos del asfalto, apenas 100 m más arriba, comienza la acumulación de nieve que ya no hará nada más que ir en aumento.

Apenas llevábamos 20 minutos de marcha, cuando tuvimos que parar colocarnos las polainas para la nieve, ya que hundíamos toda la bota en ella y se estaban mojando nuestros pantalones (sobre todo el mío que no es impermeable) y los calcetines. Aprovechando este parón saqué la instantánea anterior, dónde se ven las dos Cabezas de Hierro “hasta las mamas” de nieve…

Continuando nuestro camino y tras hacer un giro de dirección, llegamos al Circo Glaciar de Peñalara, donde tenemos estas espectaculares vistas, que me he molestado en rotularos. Para que se hagan una idea de las dimensiones, observen lo diminuto que se ve el refugio (que es como una casa).

Desde ese lugar es cuando empieza lo más duro del día, ya que afrontamos la ascensión a las Dos Hermanas por unas laderas en umbrías con muchísima nieve (y nosotros sin raquetas), por lo que en más de una ocasión metíamos los pies “hasta el corvejón” … había una zona en concreto, llegando a un collado, en la que tuvimos que salir gateando porque no había manera de dar dos pasos sin hincarte como un cuchillo de punta en el queso fresco … por un momento pensé que nos teníamos que volver por nuestros pasos, pero, por suerte, tan solo fueron unos metros, luego mal que bien, apoyándonos en los bastones (me tuvo que equipar Javier de arriba a abajo) pudimos hacer el resto recorrido.

Tras el gran esfuerzo, cuando conseguimos llegar a la cima de la Hermana Mayor (2260) la vista era espectacular, valga esta imagen del compañero fotografiando la perspectiva con las Cabezas de Hierro al fondo.

Desde el mismo lugar, pero mirando hacia nuestra meta, Peñalara. Observen como tiene los pies, al menos, 20 cm hundidos en la nieve.

Una vez subido a las Dos Hermanas, está prácticamente hecho, tan solo quedan tres cuartos de hora en suave ascenso (excepto pequeños tramos) hasta alcanzar “el techo de Madrid”, al cuál llegamos casi a las tres horas de partir; teniendo en cuenta que apenas recorrimos 7 km, os podéis hacer una idea de lo duro que es andar en estas condiciones (ya haré esta ruta en verano y veremos el tiempo que tardo).

Por fin en la Cima de Peñalara, con el vértice geodésico como testigo y buena parte de la Cuerda Larga detrás … seguro que ya están pensando que el Catum no sale por ningún lado … ciertamente fue un fallo mío, pero las imágenes de él las hice yo con mi cámara y viceversa … bueno, a mi ya me conocen y así os vais quedando con la cara de él, que a buen seguro lo veréis más veces …

Allí el viento y el frío eran intensos … y es lo habitual, me comentó el compañero que la semana anterior lo habían intentado él y otro amigo suyo (porcierto, guía de alta montaña … para que vean qué nivel) y tuvieron que desistir del intento por la ventisca y el mal tiempo que se le echaba encima. Un ejemplo del viento que suele hacer lo pueden comprobar si amplían la imagen, tanto en la anterior como en la posterior, ambas de la cima, por las formas tan curiosas que adquiere la nieve:

Con el frío que hacía “cuaquierilla” se paraba allí a descansar y comer algo, así que, con las mismas, de nuevo “pabajo” …; ahora teníamos de frente buena parte del recorrido hecho con anterioridad con la Laguna Mayor de Peñalara abajo y las altas cumbres detrás, así que no me pude resistir a tomar esta preciosa foto y, como no, a mostrárosla (os he marcado con puntos la parte el recorrido visible en la foto y con una elipse la zona donde nos quedábamos clavados como “arcallatas” por la cantidad de nieve que había):

Cerca de allí, en la Hermana Mayor, nos asomamos a un “balcón natural” de rocas para ver el paisaje, pero no solo encontramos buenas vistas, sino también algo de refugio contra el viento, así que allí nos acomodamos para descansar y comer alguna barrita energética y algo de té caliente (siiiii … me había olvidado mi bocadillo y el zumito de los niños en casa, así que hasta eso me tuvo que dejar él …); ¡y vaya si descansamos!...

Cuando reemprendimos la marcha, es cuando noté lo cansado que estaba, no tanto de piernas como de brazos y pecho (aún hoy martes tengo algo de agujetas) de tanto “tirar de bastón” … es que es como un vicio, si no lo tienes no te hacen falta, pero una vez colgados de las manos, pues te dejas caer y haces más fuerza con el tren superior de la que se debería … “anda échame una foto con la cima de la Hermana Menor sin que se note mucho que estoy reventao” …

Las botas, a pesar de ser de ese “maravilloso” material que no cala y transpira (eso dicen ellos) llamado “Gore-Tex”, estaban caladitas tras estar 4 horas metidas en nieve … los pies completamente encharcados entre el sudor propio y lo que le venía de fuera … por suerte, ya quedaba poco para llegar y tenía en el coche unos calcetines secos, que me los puse y nos fuimos directamente a un bar a tomarnos un par de tercios para brindar por la ¿hazaña? … ¿qué quieren que les diga?, para un “plurideportista” de los muchos que hay por aquí, esto es una tontería, pero para un paleto de Huelva que apenas ha visto la nieve (fuera de un vaso de tubo) y que su deporte favorito es el fútbol en el taburete de la barra de un bar … ¡esto es una hazaña! …

(Como siempre, espero que al menos os gusten algunas de las imágenes)