Gasolmanía IV

Mientras el amigo “Gobo” me siga enviando estas “maravillas de la música española” (ya estoy harto de mantener tu anonimato, además, “autoconfesastes de tus pecados” el otro día en los comentarios), seguiré publicándolas tal cual me las envía (prometo retomar la autoría de esta sección el día que te canses).

Hoy promete haber debate, sobre todo por la primera, seguro que las contertulias de “este nuestro blog” no se quedan calladas … ¡no os enfadéis, chicas!, que no es nuestra la letra (digo nuestra refiriéndome al “equipo de los chicos…”).

Sin más os dejo las dos perlitas de hoy …
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Magnífico alegato matrimonial este que nos ofrece Paquito Jerez tras estas entrañables fechas navideñas. En esta entrega, la señora de Paquito le guisa los garbanzos. Nada más y nada menos. A ritmo de un chachachá folklórico con instrumentación de boda y bautizo psicotrópico, Paquito Jerez nos desgrana en sublimes estrofas interpretadas con voz recia y timbre de semibarítono ebrio las excelencias de su señora esposa, que van desde las ya mencionadas artes culinariogarbanciles hasta su disposición erótico festiva al caer la noche. Se pone a suspirar, nos canta Paquito. A suspirar... viéndole la cara al bueno de Paquito, siempre nos quedará la duda de los motivos de dichos suspiros, aunque él lo tiene claro: ya no sabe que pensar del matrimonio. Nosotros tampoco, Antonio.

(Espero que sea este el video correspondiente … de todos modos seguro que es por el estilo “asin queeee … es igual”).

Bueno, hemos de hablar de estos dos, españoles, de pura cepa, sí señor, para más señas.
Nada más oír lo de 'Los 2 españoles', uno que no es de cera, le cambia la cara, el carácter racial de nuestro país se descarga como un torrente por nuestras venas, y se espera con inquietud quiénes son esos dos valientes que se han autoimpuesto públicamente tan alta distinción. En cuanto uno les ve y les oye, se sufre una especie de gatillazo patriótico, y piensas porqué tus padres no se fueron a Francia a echar una canita al aire, a hacer cosas prohibidas y de paso que tu madre te hubiera parido allí y así ahorrarte, como francés de nacimiento, ejemplos patrios como estos.
Pero estos dos sujetos, practicaban un marketing, para aquella época, bastante agresivo, por no hablar de su estilismo, si reparáis en la chaqueta de uno y en la camisa del otro se ve claramente que las han hecho con los mismos manteles de los restaurantes de carretera, sí hombre, donde se venden sus magníficos casettes. Publicidad subliminal que se llama. Si es que están en todo, son unos linces. Pues claro, son españoles. Ahí los llevan: